
“Cursé desde kínder 4 hasta el grado 12 en el Colegio Bolívar. Estuve durante 14 años entre sus aulas y presencié algunas de sus evoluciones tanto físicas como en la cobertura y calidad de la educación. La constante durante esos años siempre fue más y mejor. Más y mejores equipos, más y mejor calidad en la educación que se impartía, más y mejores servicios, mayores compromisos sociales y éticos.
El colegio era en sí mismo un micro-cosmos en donde se podia desarrollar cualquier proyecto, tanto físico (tenía un gimnasio cubierto, varias canchas polideportivas y una cancha de futbol de tamaño reglamentario) como intelectual (con una de las mejores bibliotecas de Cali y el Valle) y en donde cualquier inquietud era resuelta de la manera más abierta y objetiva por un personal y profesorado idóneos.
Mi experiencia con respecto a la institución fue siempre muy positiva y recuerdo con mucho afecto tanto a mis profesores como a otros que no lo fueron pero que influyeron en mi formación; Mr. Rompf, Manuelita, Ms. Costalas, Mr. Jordan, Mrs. Hernández, Mr. Poggio entre muchos otros (faltarían varias cuartillas). La manera de pensar que estos me inculcaron, crítica y libre de dogmas, constituye hoy día un pilar que me permite abrazar por mi mismo la fe y complementar la educación que me brindaron mis padres.
En resumidas cuentas, aprendí a ver el mundo a partir de un punto de vista internacional. Esta óptica ha demostrado ser invaluable a la hora de emprender proyectos en otros países y compartir otras culturas utilizando como plataforma para ello, un inglés perfecto.”.